Más de cincuenta hectáreas en una decena de fincas alquiladas desde Barranco Hondo hasta San Miguel y una planta de facturación en el Polígono de Güímar, que da trabajo a unas cuarenta personas, son los fundamentos que han llevado a la empresa alemana Moringa Garden, de Andreas Kraus, a ser pionera en un sector novedoso en Canarias, tras el descubrimiento de las grandes propiedades de un árbol originario de la India que en el sur de la Isla ha encontrado el clima (25 a 30 grados) y el agua que necesita para convertirse en una gran industria.
Una planta, la moringa, que es llamada de la vida por su alto poder nutritivo, porque en sí misma está considerada por como un alimento. Según la USDA (Departamento de Agricultura de Estados Unidos) la moringa contiene 18 de los 20 aminoácidos y de ellos los 9 aminoácidos esenciales.
Todos estos beneficios han conseguido que recientemente muchos países hayan apostado por el cultivo de la moringa para combatir la pobreza y la desnutrición, mientras que en el caso de Europa,de momento su interés es como suplemento alimenticio en cápsulas o bebidas y no tanto en el consumo directo de hojas frescas. Moringa Garden, que lleva cinco años implantada en Tenerife, con sede en Güímar, manufactura sus productos en una nave en el Polígono Industrial y el polvo de la moringa extraído de las hojas se envasan para exportar a media Europa, principalmente Alemania, Holanda, Austria y Suiza y en menor medida a España, en donde aún es una desconocida.
Las hojas de este árbol -y también sus flores y vainas-, que llega a crecer hasta los diez metros de altura, son un manantial de nutrientes. Cada 100 gramos comestibles supone ingerir cuatro veces más vitamina A que la misma cantidad de zanahorias; siete veces más vitamina C que el equivalente en naranjas; el doble de calcio que la leche de vaca; tres veces más potasio que la misma proporción de plátanos y más del doble de proteínas que la que contiene la leche de vaca.
La ubicación de Canarias en la misma latitud (28º) de la zona de origen de la moringa, al norte de la India, le confiere las condiciones climatológicas ideales para su desarrollo. La introducción de la planta en Tenerife sucede en el 2010 en el norte de la Isla, fallando las primeras siembras. Posteriormente, a partir de 2011 se traslada el proyecto de plantación a una finca ubicada en Chinguaro, en Güímar, y de ahí se extiende por todo el Sur, en fincas abandonadas, libres de fertilizantes.