¿En qué año y qué destino disfrutaste la beca de negocios internacionales de PROEXCA?
En 2012 en Accra, Ghana.
¿Qué recomendaciones daría a futuros becarios?
En primer lugar que disfruten del proceso de selección.
Es un privilegio poder realizar una formación orientada al comercio internacional y además especializada en las particularidades de Canarias.
También es importante crear buenos vínculos con el resto de compañeros, crear una red de personas con recorridos y ambiciones similares y seguramente las mismas inquietudes.
Luego, para los que tendrán la fortuna de obtener la beca: va a ser un año especial, lleno de nuevas experiencias y retos profesionales y personales.
Formar parte de la red de Oficinas Comerciales españolas en el extranjero y colaborar con las empresas en sus procesos de expansión internacional es muy gratificante.
Y por último, aprovechar el tiempo para conocer el país de destino. Viajar siempre que se pueda, conocer los países limítrofes, aprender nuevos idiomas…
Es importante adaptarse rápido y encontrar actividades lo antes posible, para mezclarse con la gente local, hacer amigos y aprovechar al máximo esta experiencia.
A mí me ayudó mucho contactar con la becaria que estaba en el destino cuando me concedieron la beca para conocer detalles sobre este país que me era completamente desconocido en ese momento. Gracias a esos contactos previos se pueden adelantar cosas como la búsqueda de alojamiento (heredé la casa y muebles de mi predecesora), cuestiones de salud, dudas sobre el trabajo en si o costumbres locales.
Aconsejaría también contactar con el personal de la oficina destino, puesto que causa buena impresión.
También leer bastante sobre el país antes de ir, comprar alguna guía, buscar si hay capítulo de Españoles por el mundo.
«Formar parte de la red de Oficinas Comerciales españolas en el extranjero y colaborar con las empresas en sus procesos de expansión internacional es muy gratificante»
¿Cómo valoras tu experiencia en otro país? ¿Te costó mucho adaptarte?
La experiencia fue fantástica.
Tanto a nivel profesional, donde se entra de lleno en un mundo donde la excelencia es una obligación; como a nivel personal, puesto que es un año de inmersión completa en una nueva cultura y forma de vida.
Imagino que la adaptación depende mucho del destino y de la propia persona. En mi caso, fue facilitada porque Ghana es un país acogedor, muy seguro y donde se puede hacer vida normal sin grandes preocupaciones. Además la gente local es muy amigable y los compañeros siempre estaban ahí para ayudar.
En algunos países hay una amplia comunidad de expatriados, que siempre están dispuestos a ayudar a los recién llegados, aunque también es importante relacionarse con la gente local.
Por otro lado, se aprende mucho de uno mismo cuando se está fuera de su entorno, se concretan las necesidades reales, se definen los gustos… Yo por ejemplo aprendí que en un país donde el suministro eléctrico o el acceso al agua potable no están garantizados que no es necesario una televisión, ni calentador, ni lavadora, ni aire acondicionado… para vivir bien.
¿Qué recomendaciones darías a las empresas canarias que tengan interés en entrar en otros mercados? ¿Qué pueden hacer para prepararse y tener éxito?
Es muy importante prepararse bien, leer mucho sobre los países potenciales, sus especificidades y elegir bien el destino.
También es importante ser coherente con la realidad de la propia empresa; elegir bien el momento de acometer el proceso de expansión, y no desmotivarse tras una mala primera experiencia.
Por último, hay que saber rodearse de profesionales que conozcan el terreno y el mercado, gente que realmente pueda asesorar y aconsejar. Es por eso que la función de PROEXCA es fundamental para el buen hacer de las empresas canarias en el extranjero.
En el caso particular de África Occidental (Ghana, Costa de Marfil, Nigeria, Senegal, Togo, Burkina…) andarse con mucho ojo, pues una gran parte de las proposiciones de negocio suelen ser intentos de estafa.
¿Qué experiencia fue la que más te marco?
Tras casi un año en el destino es imposible quedarse con una sola experiencia.
A nivel profesional, la satisfacción de ver en un supermercado los productos de una empresa a la que has ayudado a introducirse en el mercado local.
Y a nivel personal, las sonrisas de los niños, los viajes por las largas carreteras de tierra, las pocas palabras en el dialecto local que aprendí, los pasos de baile de moda.